Tratas de relacionarte con tu hijo con autismo, y el niño no responde. Él no te ve; no hay manera de pasar. Eso es lo más difícil de tratar, ¿no? La única cosa es que no es cierto. Jim Sinclair
(Persona con Autismo)
Por Lilia Siervo Briones, Educadora Diferencial.
Por Lilia Siervo Briones, Educadora Diferencial.
Cuando
se repasa en el concepto de inteligencia, ya no basta con pensar en aquellas
personas o individuos que son lo
suficientemente buenos en disciplina tales como las matemáticas o las letras, sino que el
concepto va más allá, y esto tiene relación con la capacidad estructural del cerebro para interactuar con
su entorno, así como la capacidad de coordinar las emociones con las conductas
racionales “ todos podemos usar instrumentos y cualquier actividad
manipulativa, porque, en definitiva, todos los seres humanos somos igualmente
inteligentes. No es cierto que haya niños más inteligentes que otros. La
diferencia está en las emociones, en lo que uno quiere.” (Maturana, s.f, párr.
9). Por lo tanto, todo aprendizaje o la capacidad de empoderarnos de un tema o
disciplina en particular dependerá de nuestro interés en aquello y como nos
vinculamos emocionalmente con este.
Por
otro lado, el concepto de aprendizaje tiene relación con la capacidad de
generalizar lo aprendido; esto quiere decir, la capacidad de transferir este nuevo
aprendizaje de forma funcional a otras actividades de la vida diaria.
Por
lo tanto, el concepto de aprendizaje, adquiere reciprocidad con todo aquello
que es poderoso y significativo para la
persona y la capacidad de transferir este nuevo a aprendizaje de forma
flexible a todos los ámbitos de la vida
social, cultural, educativa y familiar.
Se
puede entender entonces como inteligencia a la “habilidad necesaria para resolver problemas o
para elaborar productos que son de importancia en un contexto cultural o en una
oportunidad determinada” (Garden, s.f, pag.4).
¿Pero
qué sucede entonces con las personas con la Condición del Espectro del Autismo?
Para
Peeters (2009), inteligencia tiene relación con la capacidad de hacer uso de
forma práctica de las capacidades, por
ejemplo, indica que las personas con
Autismo que han alcanzado un gran desarrollo de sus capacidades, no saben o
presentan dificultades en cómo utilizar esas herramientas en las actividades
cotidianas.
Un estudio
realizado por Uta Frith distinguió entre la inteligencia para las pruebas y la
inteligencia para el mundo “ella pone como ejemplo a los niños de las calles de
Brasil, que no saben hacer suma en un papel (una forma de inteligencia
abstracta), pero saben utilizar el dinero con facilidad, porque venden plátanos
a los turistas (una forma de
inteligencia práctica aplicada)” (Frith citado por Peeters, 2009, p.21.).
Las
personas que están dentro del Espectro del Autismo piensan, sienten y escuchan,
pero sus cerebros procesan esa información de forma distinta, su estilo cognitivo
es diferente; por lo tanto, la forma en
que aprenderán o se darán los
aprendizajes también lo será.
Por
ejemplo, el cerebro de una persona con Autismo tiende a una coherencia central débil,
Uta Frith presentó su teoría a finales de los años 80, la cual consiste en una
capacidad limitada para comprender el contexto. Por lo tanto, las personas con
Autismo tenderán a enfocarse en las partes.
Por
lo tanto, muchas personas con la Condición pueden presentar capacidad extraordinaria
en materias como las matemáticas o la computación.
Por
otro lado, Baron-Cohen, Bisarya, Gurunatha ( 2003) plantean que las personas con Autismo
presentan un alto nivel de sistematización y un bajo coeficiente de empatía (entendiéndose como empatía la capacidad
la para identificar en otra persona emociones y pensamientos y sistematización como
la capacidad de predecir un sistema y poder controlarlo). La sistematización es prácticamente inútil para predecir cambios en el comportamiento de una persona. Para
predecir el comportamiento humano, se requiere empatía. La sistematización
y empatía son muy diferentes tipos de proceso. La empatía implica atribuir
estados mentales a otros.
Por lo tanto, se debiera tener en consideración este estilo cognitivo
diferente, ya que el cerebro de una persona con la Condición del Espectro del
Autismo, no solo presenta dificultades en atribuir estado mentales en un otro,
sino que además se enfocará en aquello que para él o ella resulte importante, una
coherencia central débil, además traerá como consecuencia, dificultades para
organizar las ideas, discriminar lo importante de los menos importantes.
Por otro lado y retomando lo
expuesto al inicio de este documento, para que se den los aprendizajes debe existir
la voluntad de querer aprender, no obstante, esta voluntad está fuertemente
relacionada con la presión social que ejerce el entorno. Es justamente en este
aspecto en donde las personas con Autismo presentan dificultades, ya que los
aprendizajes son sociales y la mayoría
de los niños, jóvenes y adultos no le dan el “valor social” que las personas de
desarrollo típico ( y de forma natural) les atribuyen a las cosas por las cuales trabajan, estudian
o se arreglan cada mañana.
Finalmente, será fundamental tener en consideración estos aspectos al
momento de trabajar o desarrollar programas, el camino será distinto o tal vez
un poco lento; diferente a lo enseñado…pero igualmente gratificante.
Referencias
Baron-Cohen,
Bisarya, Gurunatha (2003). El cociente de sistematización. En http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC1693117/pdf/12639333.pdf.
Tomado el 21 de Septiembre de 2015.
Garden,
H. (s.f). Inteligencias múltiples, la teoría en la práctica. Tomado en http://datateca.unad.edu.co/contenidos/403040/Contenidos/Unidad_I/Gardner_inteligencias.pdf.
El 19 de Septiembre de 2015.
Maturana,
H. (s.f). Qué queremos de la educación. Tomado en http://www.bligoo.com/media/users/3/187235/files/19207/quequeremos.pdf.
El 19 de Septiembre de 2015.
Peeters,
Theo. (2009). Autismo: De la comprensión teórica a la intervención educativa.
Autismo Ávila: España.
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