Para ver si un diagnóstico
temprano de TDAH interferiría en la detección de un TEA, los investigadores
observaron los datos de 1.496 niños con autismo recogidos de una encuesta
nacional estadounidense de salud infantil de 2011-2012. En la encuesta, se
preguntó a los padres si habían diagnosticado a su hijo un TDAH o un TEA, y se
les pidió que indicaran la edad en la que recibieron el diagnóstico. A un 43%
de padres les habían dicho que su hijo padecía ambos trastornos.
Los investigadores descubrieron
que más de dos de cada cinco niños a los que habían diagnosticado tanto un TDAH
como un TEA habían recibido un diagnóstico inicial de TDAH. La mayoría de esos
niños (81%) acabaron recibiendo el diagnóstico de autismo después de los 6 años
de edad. De hecho, los niños a los que se diagnosticó primero el TDAH tenían
casi 17 veces más probabilidades de que les diagnosticaran autismo después de
los 6 años de edad en comparación con los niños diagnosticados únicamente de
autismo. También tenían unas 30 veces más probabilidades de recibir un
diagnóstico de TEA después de los 6 años que los niños a los cuales se
diagnosticó TDAH y TEA a la vez, o inicialmente autismo y más tarde TDAH.
Según los autores, estos
resultados indican que los médicos quizá se estén precipitando al diagnosticar
el TDAH a una edad demasiado temprana (3-4 años). En ese caso quizá debería
pensarse en un trastorno del desarrollo que es más habitual para ese grupo de edad,
como el autismo.
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