Una mirada a la ceguera mental (entrevista a Simon Baron Cohen)

El imitador que es el ser humano comienza por el mimetismo gestual. Con el tiempo se desarrollan otras destrezas imitativas, y se tienen referentes sociales diversos a lo largo del ciclo vital, teniendo casi todo ser humano con un desarrollo normal a algunos otros cuyos comportamientos emular, y algunos a quienes rehuir, marginar o despreciar. Todos estos procesos se dan gracias a numerosas señales sutiles, muchas de las cuales se perciben a través de la vista Pero ciertamente no es la vista la que elabora las complejas categorías sociales que nos permiten orientarnos entre nuestros semejantes (más o menos semejantes). Vemos a los demás con un ojo interior (permítase la metáfora) que resulta ser una representación imperfecta en nuestro teatro mental, una simulación con nuestros propios mecanismos mentales, de lo que los otros experimentan en su interior, en su propia, única e intransferible mente.
Algunos niños parecen no ver bien en la mente de los otros. A su problema se le llama, en ocasiones, ceguera mental, y es conocido, médicamente, como autismo. Se considera esta manera de ser y estar en el mundo como una enfermedad del desarrollo, una desviación del camino recto que lleva de un recién nacido indefenso, dependiente e inseguro a un adulto sano perfectamente integrado y participativo en su ambiente social.
El autista parece en ocasiones no distinguir bien a las personas de los objetos. Es incapaz de ponerse en el lugar de los demás, ni para prodigarles amor ni para intentar herirles. Existe en ellos una desconexión misteriosa entre su mente y la representación de la de los otros, que hace que no vean a estos, o al menos que no los vean como semejantes.

El Profesor Baron Cohen ha sacado un hueco de su ocupadísima agenda para respondernos unas pocas preguntas. José Miguel revisó el correcto inglés de las mismas. Marzo tradujo las respuestas de Cohen al castellano.
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